martes, 29 de enero de 2008

Arquintenciones: Red para figurar (Parte I)

¿DÓNDE ESTÁS CUANDO ESTÁS AQUÍ?
Espacios Fenomenológicos, nómadas perceptivos
Recordemos cómo era el espacio en el que vivíamos cuando niños. Imáginémonos jugando absortos, haciendo payasadas y rayando las paredes. Recordemos un espacio desmesurado y anárquico, reconstruido a través de la mirada desordenada y despreocupada propia del niño que fuimos y que algunos aún llevamos dentro.
¿Quién es el sujeto que habita ésta idea espacial? ¿Cómo construye su manera de habitar?
Intentemos por un momento adoptar la subjetividad radical característica de la mente infantil: éste pensamiento rescata la capacidad de explicar el mundo anulando la hegemónica constitución del objetivismo positivista en pensamiento único. Es en éste subjetivismo donde radica el sentir espacial del nómada perceptivo : el protagonista del espacio piensa que solo conoce el hecho de su vida, siendo éste su único punto de partida (de ahí el radicalismo). El nómada perceptivo busca retornar a una suerte de "ingenuidad en el vivir", más que analizar los espacios, pretende "narrar las vivencias". Éstas vivencias son obtenidas a partir de una visión pura de las cosas. Es decir, al ser su hecho vital el único punto de partida, el nómada regresa a un estado de asombro ante el mundo, donde toda experiencia previa es olvidada en favor del contacto inmediato sujeto-objeto, protagonista-espacio. Forma así un aislamento de conciencia ante el fenómeno, en el que restablece el vínculo vida-vivencia. Nace así una técnica de olvido de todas las preconcepciones a favor de la reconstrucción del vínculo directo entre los fenómenos y la percepción individual. Es decir, el nómada perceptivo, pone la historia entre paréntesis.
Así pues, se consituye un espacio fenomenológico. Es una multiplicidad de microcosmos generados de la singularidad de una mente macrocósmica. Para el nómada perceptivo todo espacio es fenomenológico. Él percibe sus espacios cotidianos de manera completamente distinta cada vez que los experimenta. Cambia de música, regula la luz, juega con la temperatura.
Desordena sus juguetes, y crea una nueva historia.
Cuando se experimenta el espacio fenomenológicamente, nuestra percepción inidivudal nos transporta a universos únicos e irrepetibles, aunque sea el local de 4 muros blancos y techo en el que diario despertamos. Pero nunca despertamos en el mismo lugar, nunca.
Al menos no si vemos el espacio con la misma seriedad onírica con la que lo veíamos cuando niños. Así nunca estaremos en ningún espacio, y en todos a la vez...en donde nuestro pensamiento espacial nos lo permita.
Un día, el cuarto a obscuras con Mahler de fondo.
Otro día mucha luz y flamenco.
Y una que otra batalla medieval.
Tú, ¿dónde estás cuando estás aquí?

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