Hace no mucho tiempo, durante mi toma de protesta, el Rector de mi Universidad dijo unas palabras de las cuales me voy a valer para comenzar este post: "Ustedes son una generación que ha escuchado la palabra crisis desde que nació". Y es cierto, desde Miguel de la Madrid hasta Felipe Calderón, esa palabra nos ha rondado en cada esquina, nos persigue, nubla cuanto podemos percibir en un sentido general. Nos encontrábamos ahí reunidos quienes nos recibíamos con todos los honores, los mejores promedios, los más destacados, la créme de la créme; las más alentadoras promesas de una generación, los que van a ser capaces de enfrentar este escenario. Al menos eso creen algunos, y yo por mi parte voy a tener que diferir. Parcialmente.
Es cierto que enfrentamos un escenario económico de una complejidad que no había ocurrido, me atrevo a decir, desde la revolución industrial. Sin embargo, el problema que realmente atañe a nuestra generación es un poquito más profundo y sin duda no tan radical como los que han tenido que enfrentar otras generaciones. Bastaría, por ejemplo, recordar a aquellos que tuvieron que orquestar la reconstrucción en el interbellum y después de la Segunda Guerra Mundial. Ante circunstancias absolutamente negras, esa serie generacional tuvo que plantarse frente a la historia y llevar a cabo toda una serie de preguntas propias de una reconstrucción a gran escala, desde volver a pensar la cultura europea y sus fundamentos socioeconómicos hasta encontrar expresiones y modelos artísticos que pudieran acoplarse a un nuevo esquema de pensamiento. Son las generaciones, para aquellos que opinan que los artistas no sirven de nada, que vieron nacer a la Bauhaus, a los Surrealistas, a los Le Corbusiers, a los Picassos, a los Mahlers y a los Frizs Langs, todas esas vanguardias que redefinieron el arte. Fueron ellos los que sentaron una base tan sólida para poder construir el siglo XX como cimiento del XXI, y lo lograron tan bien que resultó a la larga ser un problema.
Nosotros hoy en día no enfrentamos un problema bélico de una magnitud tan importante, no nos encontramos al filo de la destrucción y no vemos nuestras culturas hechas cenizas en el suelo. El problema que enfrentamos hoy es la juventud, esa a la que pertenecemos tú y yo, querido lector. Una juventud que es apabullantemente inconciente de su contemporaneidad y de su contexto histórico, una juventud bastante más obscura que ninguna medieval, una generación construída en base a la ignorancia y el culto a la misma, una juventud que tiene el relajamiento y la indiferencia como valores primos, que alaba la flojera y la desidia, que desprecia la inteligencia, la realización y el trabajo; que no solo no está conciente de su realidad, sino que cualquier noción que a la misma pudiera referirle le resulta algo detestable. Una juventud, en pocas palabras, que está destinada a pasar a la historia como un mal ejemplo, como un error que jamás debe volver a cometerse. Me preguntarán, ¿cómo puedes afirmar cosas de tal magnitud? Existe cierto comercial radiofónico (que afortunadamente yo jamás escuché) al que me refirió un amigo y que creo que expresa de manera tajante el espíritu de nuestra generación. Lo transcribiré más o menos como se me mencionó:
Comienza el comercial simulando un programa de análisis artístico, en el que un narrador dice algo como lo siguiente: "Si analizamos esta obra de (...), encontraremos un transfondo teórico que nos remite a ciertos movimientos..." El sonido se distorsiona, y entra otro narrador diciendo lo siguiente: "No dejes que te engañen, la vida es fácil: Cerveza Sol".
No se que opine ud. querido lector, pero yo encuentro esto denigrante. No solo es absolutamente carente de contenido como la mayoría de la oferta del mass media, sino que es una falta de respeto a la historia, un escupitajo en la cara de nuestros predecesores que se partieron la espalda para construir el mundo que hoy creemos disfrutar. Pero, tristemente, expresa perfectamente el leit motif de nuestra vida generacional. Remítanse a los Blogstars si no me creen. Y pueden decirles lo que se les antoje, les van a contestar que no tienen sentido del humor. Pues de ese humor ciertamente no.
Las personitas chiquitas, infinitesimales de nuestra generación que creen ser intelectuales o artistas representan exlusivamente el mejor ejemplo del recopilador análogo, los hijos del culto a la figura; aquellos que en su deliberada ignorancia buscan imágenes del pasado, olvidan los fondos, los reproducen mecánicamente (decantando el valor en el proceso) y se plantan como generadores culturales del desprecio al pensamiento. En ningún momento se dan cuenta, dados sus arraigados vicios mentales antes mencionados, que están haciendo mal algo que ya se llevó a su cúspide hace 100 años. Se regocijan en lo que llaman su modernidad (en su absoluta inconciencia del modernismo) leyendo siempre a los más recientes farsantes, alabando lo vacío, metiéndose cuanta droga nueva existe y creyendo que se rebelan contra todo; cuando realmente están produciendo obras que pudieron haber hecho sus abuelitas y dejando patente su bajo rol dentro de un esquema social.
¿Suena duro, no? Adverso... Pues mi punto es precisamente, querido lector, que se encuentra lejos de ser adverso. Al contrario, es una oportunidad única.
Es básico entender que difícilmente sacaremos a estas personitas del estado ficticio en el que viven. Señalarlos no sirve de nada, no conseguiremos nada más que insultos y desprecio. Ellos están interesados, exclusivamente, en recibir miles y miles de palabras de apoyo (que son más bien palmaditas en el hombro, de jodido a jodido). No les interesa en ningún momento imprimirle valor a lo que hacen, y es ahí donde radica solución: Mientras todos están excavando en las cañerías, buscando el más pútrido pedazo de heces fecales, las minas de oro permanecen desatendidas. Los que nos hemos planteado como objetivo profesional no ser recordados como representantes de esta generación tenemos que entender que nuestra misión es eminentemente epistemológica, de ordenamiento de ideas; tenemos que imponernos la tarea de volver a pensar al ser humano, de replantear los valores sociales, de volver a imprimir a lo que sea que hagamos bases fuertes de pensamiento teórico acompañados de ejecuciones que tengan el virtuosismo como finalidad. El escenario está feo, sí, pero no como para ponerse a llorar y mantenerse pasivos. Piénsenlo, amigos míos: entre esta masa de cretinismo, de autoindulgencia y de tolerancia es mucho más fácil que la inteligencia brille. Mientras más haya pequeñas personitas, más alto se ve el que destaca, más sencillo es que logre su objetivo: nuestra competencia es quasi nula, y eso hace mucho que no se veía. Aprovechémoslo.
A la gente que ha logrado ver más allá del conformismo postmoderno, esta "situación de la crisis" no debe darle miedo, al contrario, debe inspirarla. Es ahora cuando más hay que hacer, es ahora cuando más duro hay que trabajar, es ahora cuando debemos sentarnos a pensar y replantear qué es lo que el siglo XXI va a significar. Depende exclusivamente de nosotros, y es muy bello; podemos encontrar todo con qué hacerlo. Sí, solo 1 de 1000 pueden verlo, incluso dentro de la créme de la créme, ¿pero de cuándo a acá se ha esperado la aprobación de las masas?
Esa es, precisamente, la enorme virtud de la nada de la que tanto nos quejamos a veces: deja abierta la posibilidad infinita. Hoy en día las masas alcanzaron su nivel crítico de manejabilidad y, como dijo cierta persona que tenía un grado de conciencia histórica inusitado, what luck for rulers that men do not think.
La única vanguardia válida hoy en día es la inteligencia.
Jaque Mate.
9 comentarios:
Uuuuju, excelente post, hermano. Creo que la conciencia es una de las formas mentales del ser humano en general, pero la conciencia histórica es la forma más avanzada del pensamiento humano. Lograr situarse en tu tiempo y saber qué es lo que realmente se necesita es la más loable capacidad humana.
Hay que ver a la crisis como una oportunidad más para salir adelante, como una oportunidad para cambiar la mierda en la que vivimos por que si no tarde o temprano nos va a llegar la chingada. Pero hay que saber enfrentar la mentada crisis, ahí también radica el buen ingenio. Gente que le tira mierda a la iglesia católica hablando de conspiraciones de una Puta, en lugar de ayudar a eliminar esa aberración humana, sólo estorba. Lo mismo pasa con la crisis, hay que "atacarla" de buena manera.
A la historia siempre han pasado algunos genios, pero también han vivido muchísimos mediocres como los que nos vemos rodeados hoy en día, sólo que esos se quedan en la oscuridad. No hay que bajar los brazos por culpa de tanta chusma que nos rodea, esa desaparece con el tiempo, hay que buscar ser alguien en la vida. Ni modo, ellos solitos se condenan a la mediocridad ...
Quiero pensar como verdad todo lo que enuncias aquí, me hace sentir bien. La mediocridad como parámetro social es un fenómeno recurrente pero que en esta época se ha popularizado a un grado increíble.
En siglos anteriores las personas se encontraban limitadas por la familia donde nacían o el país donde vivían, actualmente, con el deseo suficiente, no hay límites dentro de lo humano para quien quiere abstraerse de esa pobre dinámica.
Exactamente, no hay pretexto que valga. Ni discriminaciones ni barreras de ninguna especie.
El hecho de que todavía no haya habido un diluvio que borre toda la mierda que hay en la tierra, podría ser tomado como prueba de que Dios no existe. La madre naturaleza es un poco más lenta.
Ayer justamente me preguntaba que sería de mi en los 60's done los "Hippies" puluaban sin miedo a ser la decadencia; y me di cuenta, que hubiera sido de los ñoños aburridos que no hubiera caido en su libertinaje.
Lo que yo mas escucho de mis contemporanes, es la trillada frase "Hay que vivir el día, el mañana es inseguro"; esta ha sido mal interpretada a "El mañana no importa" y es lo que me produce colera al pensar en los cientos de miles que prefieren una embrutecida borrachera, ya que es la mejor manera que encuentran para pasar el rato.
Es muy cierto que las mentes brillantes sobresalen de entre la masa, tu claro ejemplo lo demuestra; pero como te lo he comentado en privado, sin el apoyo y mientras los recursos economicos se encuentre en manos de las personas cuyos intereses no sean nuestros ideales, "estaremos en guerra"; y así como una mente brillante dijo alguna vez; "En una guerra no hay civiles" debemos aceptar esta realida y luchar sin tregua o remoprdimiento. Seguire insistiendo que la acción es necesaria y lamentablemente mis acciones aun son nulas.
En el "juicio del a historia" al que seremos sometidos, tendremos que ser marcados como triunfadores o un "destino" datal nos espera.
Saludos..
** Me falto una "d" en la palabra "donde" en la segunda linea
Los hippies fueron históricamente inevitables y tuvieron su razón de ser, había algo detrás de ellos.
Hoy ya no es lo mismo. Se quedó la forma, no el fondo.
Es decir, incluso dentro de esos movimientos como los Beatnicks había gente cuya obra yo admiro muchísimo, léase a Burroughs, Bukowski, Ginsberg, etc etc etc. Los Doors, caray...
Aún no me puedo creer lo del comercial de Cerveza sol. Yo llevo tiempo pensando en que hay un problema, y antes no podía tener en claro cual era, pero tu post me a ayudado a ver cual era el problema, inicialmente.
Muy buen post.
Hay que aferrarnos a nuestra inteligencia.
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