MUSEO EXPERIMENTAL ECO
Gesamkunstwerk Mexicana
Cuando Mathias Goeritz estrenó en la Ciudad de México el ECO en septiembre de 1953, estaba haciendo un manifiesto. Sus teorías acerca de la Arquitectura Emocional por fin habían tomado forma. Con la presentación de una coreografía montada por Luis Buñuel, un edificio que se proclamaba como "obra de arte total" (gesamkunstwerk), un edificio que integraría los valores artísticos de la música, la danza, la pintura, la literatura y la escultura en un solo poema plástico, cobraba vida.
Goertiz estaba desafiando la visión ingenieril-maquinista del funcionalismo internacional, que estuvo fuertemente arraigado en México - bajo nombres tan distinguidos como Villagrán, Álvarez y Del Moral - pues "solo recibiendo de la arquitectura emociones, el hombre puede considerarla como un arte" (Manifiesto de la Arquitectura Emocional, Mathias Goeritz).
Y el resultado es un edificio único.
Noto en el ECO distintas influencias. Por un lado, encontramos un paralelismo con el ideal del Cabaret Voltaire, el cruce definitivo de las fronteras entre las artes; un lugar concebido con fines museísticos pero, más allá de eso, como un punto de encuentro para las vanguardias (resultan ya legendarias las reuniones ahí celebradas entre Tzara y Hueslenbeck). El ECO, al igual que el Cabaret Voltaire, jamás pretendió ser conservador. En el ECO predomina una atmósfera teatral, pero paradójicamente, no lo es. Lo teatral está determinado por una atención externa a la reacción de una audiencia, por lo tanto en un sentido plástico carece de convicción y de integridad. Sin embargo, éste es un edificio perfectamente convencido de lo que plantea, y partiendo de ese dramatismo que le es característico (muy ligado a la estética del cine expresionista alemán, fig. 1), me hace preguntarme: ¿me encuentro ante una arquitectura escultórica o una escultura arquitectónica?
Desde el punto de vista del modernismo, el edificio podría ser muy cuestionable. Es decir, en términos de funcionalismo, el patio, por ejemplo, es excesivo. Un espacio "muerto", no vendible. Sin embargo, cuando términos como poesía, misterio, luz y emoción entran en juego, el edificio adquiere un sentido porcas veces igualado.
Fig. 1. Das Cabinet des Dr. Caligari, Robert Weine, 1920.
Desde que se recorre el pasillo en perspectiva de la entrada, sabemos que algo tiene que ocurrir. Y ese algo es el patio, perfectamente situado, perfectamente construido. Los juegos de luz y sombra presentes en todo el museo (destacadamente en la escalera) me cuentan la historia de este hombre en su búsqueda por la fe en el arte, en un siglo en el que la fe se había agotado. El ECO es de un arte expresivo, es una estrecha relación creador-receptor.
Me parece que en el ECO la emoción es concebida como una categoría estética, y el arte como su transmisor fundamental. Es una especie de "deber ser", es decir, transformar la estética en una ética, el creador de un edificio como éste se plantea la obligación de brindar al transeúnte un espacio de reflexión, un ambiente espiritual, cosa que está ligada más al concepto trascendental del arte que a los fríos preceptos del funcionalismo positivista. En éste sentido considero al ECO una victoria, una demostración de la actitud creadora frente a un proceso formal.
Muchas veces es difícil utilizar términos como misterio y poesía para criticar a un edificio. La mayoría de las veces tenemos que recurrir a un proceso de fenomenología para determinar el valor de la obra, pero en el caso del ECO, su intención principal se antepone, construído en pathos, a cualquier modelo de Broadbent:
Poesía, luz, misterio, acción-reacción, la sombra de alguien que danza en la obscuridad...
Creo sin duda que esta es la obra más brillante de Goeritz. En las Torres de Satélite, veíamos al arquitecto haciendo artes plásticas. En el museo experimental ECO, vemos al artista plástico haciendo arquitectura.
El ECO es un edificio que nos definirá por siempre.
Nota: Les comparto, de pasada, que el Dr. Acula ya es arquitecto con todas las de la ley: ¡titulado y con cédula!
Los que no conozcan este museo, deberían darse una vuelta. La dirección es Sullivan 43 (frente el monumento a la madre)